(2) Sus maestros
Eran Niños. – Regresaban de sus colegios de Buenos Aires o Paraná. En el puerto les esperaba el coche de la estancia.
Los tres escolares llegan, se santiguan y zambullen en el flechillal de sus campos. Atrás quedan sus capullos de seda. Salen con alas de ponchos. En el balance de un arisco la tierra reconoce a sus gurises y les prende en los talones dos rodajas de margaritas.
17.6.16
Martín Güemes por Cafrune
Allá va ese Martín Güemes
barba florida y entera
con sus gauchos infernales
defendiendo la frontera.
Ese bravo Martín Güemes,
en Salta será,
les dice a los maturrangos
que no han de pasar.
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