17.8.13

Los entrerrianos en la Guerra contra el Paraguay


Por Rubén Bourlot. La guerra contra el Paraguay, librada entre 1865 y 1870 por la Triple Alianza – Argentina, Uruguay y el Imperio del Brasil – tuvo en Entre Ríos una amplia repercusión y graves consecuencias. Fue un conflicto ajeno a los intereses de la provincia y del país todo. La guerra estuvo motorizada por el Imperio del Brasil y tuvo como telón de fondo los intereses del libre cambio comercial de Inglaterra.

El Paraguay industrial e independiente era un precedente insoportable para la política británica.
Bartolomé Mitre fue el firmante de la alianza bélica y exigió a las provincias la contribución de todos los hombres disponibles. A Justo José de Urquiza le tocó la movilización de las tropas entrerrianas. Pero los entrerrianos no eran fáciles de arrear por su rebeldía natural y por la impopularidad de una guerra de la mano del Brasil. Hacía medio siglo que la provincia había sido teatro de operaciones de la compaña contra el imperio portugués y aún estaban candentes las bombas que Tamandaré había lanzado contra Paysandú en 1864-65. Allí estuvieron, junto a Leandro Gómez, en la defensa heroica de la ciudad oriental entrerrianos como Lucas Piriz, Waldino de Urquiza (hijo del General), Ricardo López Jordán, entre otros. Era la Paysandú que le cantó Gabino Ezeiza: “Heroica Paysandú, ¡yo te saludo!”, y Olegario V. Andrade: “¡Sombra de Paysandú, sombra gigante…!. Y ahora tenían que marchar bajo la bandera imperial contra los hermanos paraguayos.

El gobierno nacional le impuso a Entre Ríos una contribución de 5.000 hombres de caballería que serían reunidos en el campamento de Calá. Urquiza cumplió sobradamente con ese cometido y partió hacia el norte provincial con 6.000 efectivos que acamparon sobre el arroyo Basualdo, en el límite con Corrientes. En Concordia se encontraba Bartolomé Mitre al comando del cuartel general. Pero el 3 de julio de 1865, aprovechando la ausencia de Urquiza, la caballería provocó un desbande general. Los cuerpos de “victorianos” y “nogoyaceros” escaparon y, al decir de Mitre, “no existe ya el cuerpo del ejército entrerriano” (carta de Mitre a Juan Gelly y Obes). Urquiza le prometió volver a reunir las tropas “después de haber tomado sus medidas contra aquellas que él cree han tenido participación en tan desagradable incidente”. Mitre sostiene que la rebelión fue producto de las “miserables intrigas de alguno de sus jefes, entre los que parece haber sido cabecilla López Jordán”. No obstante Aníbal S. Vázquez (Caudillos entrerrianos: López Jordán), dice que López Jordán se mantuvo en su puesto ante la rebelión. Otros historiadores acusan al santafesino Telmo López (hijo del brigadier Estanislao López), al servicio del Paraguay, de ser el instigador.

No hay dudas que López Jordán no simpatizaba con esta guerra y en una carta que se le atribuye le manifestaba a Urquiza: “Usted nos llama para combatir al Paraguay. Nunca General, ese pueblo es nuestro. Llámenos para pelear a los porteños y brasileros. Estamos prontos. Esos son nuestros enemigos. Oímos todavía los cañones de Paysandú. Estoy seguro del verdadero sentimiento del pueblo de Entre Ríos”. (Ramón J. Cárcano: Guerra del Paraguay).

Según Estanislao Zeballos, el propio Urquiza convocaba a las tropas diciéndole que iban a la guerra contra el Imperio del Brasil.

Tras el desastre de Basualdo, Urquiza prometió reunir un nuevo contingente “más numeroso, más entusiasta y más decidido que el que licencié en Basualdo…”, le asegura a Mitre.
Con mucho esfuerzo logró tener la tropa lista, que para noviembre se encontraba en el arroyo Toledo y ahí nomás se volvieron a desbandar.

Posteriormente, bajo su propia vigilancia, embarcó en el puerto de Concepción del Uruguay dos batallones de infantería y uno de artillería, a los que seguirían otros contingentes en el transcurso de la guerra.

No hay dudas que desde el comienzo fue esta una guerra impopular, resistida por todas las provincias, que provocó la destrucción del Paraguay y horadó el prestigio de muchos de los dirigentes que en ese momento tuvieron que optar entre resistir los embates del gobierno nacional como lo hicieron Juan Saá o Felipe Varela, u obedecer a regañadientes.

“La libertad que los presidentes Mitre y Sarmiento han servido por la guerra contra el Paraguay, cuesta a la República Argentina diez veces más sangre y diez veces más dinero que le costó toda la guerra de su independencia contra España; y que si esta guerra produjo la independencia del país respecto de la corona de España; la otra está produciendo la enfeudación de la República a la corona del Brasil”, escribía Juan Bautista Alberdi (El crimen de la guerra).

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