Indagué en la comunidad educativa del lugar, y me fui dando cuenta de la aceptación popular de este "Bandido Rural", al decir de León Gieco.
La historia de Carmelito es bastante parecida a la de otro gaucho rebelde: Antonio Mamerto Gil Núñez, denostado por la partida policial y los terratenientes; tomado por el Pueblo como un santo, que intercede ante Dios en situaciones difíciles -recomiendo aquí el chamamé del Padre Julián Zini, si es posible interpretado por Nélida Argentina Zenón- para entender más este aspecto sobrenatural muy valorado en nuestra Cultura Popular. Asimismo invito a observar arte y tatuajes; y a la lectura de 2 pequeños libros; “El Gauchito Gil” de la Lic. Elsa Fólder, ediciones Imaginador, 1999; y “Los poderes del gauchito Gil” de Tránsito Galarza, ediciones Libro Latino, 1999.
Hace un tiempo, pude acceder al chamamé de Héctor Cacho Miño inspirado en la Fiesta del Toro y su campo de destrezas “Carmelito Acosta”, ubicado en campos de la familia Genes (Paraje Yacaré). En la letra (transcripta más abajo), se destaca el espíritu aventurero y la capacidad artística del gaucho como dibujante y pintor. Esto último, también ratificado por Alfredo Pituco Martínez, que siendo joven tuvo acceso a un papel de estraza (que se usaba para envolturas en los viejos almacenes) con escritos y dibujos de Carmelito hechos con pétalos de flores del monte.
Roque Casals (Santa Elena) aporta datos brindados por Jesús Blanco, integrante del Conjunto “Los Peregrinos”: Carmelito era amigo de su padre, Juan Ramón Blanco, oriundo de Ombú. En los años 1947 y 1948, cuando Jesús tenía alrededor de 10 años, el gaucho Carmelito visitó su casa del barrio puerto de La Paz (…) Tenía un caballo ruano, que saltaba los alambrados y con un silbido lo tenía a su lado (…) Nunca se le conoció muerte; posiblemente era cuatrero porque era muy perseguido por la policía.
Luego reproduce una copla popular: “Un gaucho de Tres Lagunas/ con cara de zorrito/ no hay alambrado que ataje/ a su ruano Pajarito”.