35 años de docencia universitaria no han conseguido que me sienta cómodo hablando en público.
Para los que se pongan a calcularme la edad a partir de este dato les
aclaro que comencé a los 20. Y les anticipo que no podrán resolver la
ecuación porque les falta otro dato.
Si. No me gusta hablar en público. Pero me lo pidió mi querida prima
Maria Elena. La bella y exuberante María Elena Franchini Kennedy. Típica
representante de las Kennedy.
Quien cae bajo los encantos de María Elena no se escapa más. Y a mí me pasó ya hace tiempo.
Además siendo el mayor de los varones de la descendencia directa, al día
de hoy en circulación, sentí una cierta obligación con ellos, mi
padre y mis 2 tíos que formaron aquel trío por quienes estamos hoy
aquí, en un acto que creo que ellos jamás pensaron que algún día
ocurriría
Esto no será una exposición brillante pero siento que estoy de antemano
relevado de culpa y cargo porque soy Ingeniero de profesión. Los
ingenieros sacamos patente de troncos para estas cosas.
Está mi hermano menor: Duval. Pero también es ingeniero y yo tengo algunas vivencias que el no.
Ahí va entonces la troncada y como ven no he hecho el introito tradicional de dirigirme a las autoridades, etc.
Pero a ellos y a todos los que bregaron por esto, están dedicadas especialmente estas palabras. Ya los mencionaré enseguida.